miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL POLO

EL POLO EN LA TONADILLA ESCÉNICA

En los registros sonoros polo y caña se asemejan notablemente, pero dicha similitud es más producto de la convergencia sobre una base rítmica y armónica común que de un parentesco ancestral.

Es a mediados del siglo XVIII cuando encontramos las primeras noticias sobre el polo, ya fuese formando parte de coplas o mencionado por José Cadalso en sus Cartas Marruecas. A finales de ese siglo, cuando supuestamente ejercían su ministerio los primeros cantaores, se encuentran referencias al "polo agitanado".

A partir de 1790 el polo entra en los repertorios habituales de la tonadilla escénica; estos polos líricos se relacionan musicalmente más con los fandangos y jácaras que con los polos flamencos: Ritmo ternario animado, aparición de hemiolias, tonalidad menor, cadencias frigias y reposos en la dominantes. Todos estos elementos configurarán un universo musical que acabará siendo referente de la música española.

En 1804 el compositor Manuel García compone el polo "Cuerpo Bueno, Alma Divina" y un año más tarde publicará el famoso "Polo del Contrabandista", ambas piezas insertas dentro de óperas costumbristas. Sendas obras disfrutarán de gran éxito como paradigma de la música española y su influencia se dejará sentir  en ésta por todo el siglo XIX, hasta el punto de que motivos melódicos de la primera de ellas servirán de inspiración para Bizet a la hora de recrear a Carmen la cigarrera.

POLO LÍRICO - "Cuerpo Bueno, Alma Divina" - Manuel García

POLO LÍRICO - "Yo que soy Contrabandista" - Manuel García


POLOS PROTOFLAMENCOS

Estébanez Calderón nos informa de que era descendiente de la caña, como la mayoría de los cantes que nos describe; fuese o no así, es preciso no olvidar la querencia arabófila del escritor malagueño. También nos dice que era un cante de lucimiento y que se cantaba por estrofas sueltas en contraposición a los romances; el mero hecho de que lo explicite podría implicar que por entonces la copla no fuera aún la unidad mínima expresiva del cante andaluz.

En sus "Escenas Andaluzas" menciona que Juan de Dios entona el Polo Tobalo que es culminado a coro resaltando el efecto musical frente a obras más complejas armónicamente, indicio quizás de una cierta polifonía en la ejecución de ese canto coral.
Por Davillier sabemos que en 1862 aún se baila y que es acompañado por una única guitarra, de modo que ya por entonces se había iniciado la transposición rítmica que lo ha llevado desde vástago del fandango a hermano de la soleá.

A lo largo del siglo XIX se estabiliza la forma del polo, homogeneizando su acompañamiento con las soleares, cada vez más tendente al modo frigio y con un ayeo inicial en Mi que gira hacia el Do mayor, como acertadamente describe Gevaert. El atento estudio de las transcripciones de polos y soleares decimonónicos se comparten numerosos elementos musicales, incluidas las melodías por lo que no sería de extrañar que la soleá o soledad pudiese en origen ser un polo titulado de esa manera.

Eduardo Ocón compuso un polo para sus "Cantos Españoles" en los cuales presenta otros anteriores. En estos y otros polos conservados por escrito a lo largo del siglo XIX se van presentando caracteres flamencos y oscilan entre el Modo mayor y la cadencia andaluza. El polo gitano que recoge Ocón y la soleá "La Jitana" de Isidoro Hernández, ambas de en torno a 1880, comparten frases melódicas y a su vez algunos escasos giros que anticipan los polos y cañas flamencos. Ambos sirvieron de inspiración a Manuel de Falla para su polo inserto en las "Siete canciones populares de España" ya a principios del siglo XX.


EL POLO - Siete Canciones Populares de España - Manuel de Falla


EL POLO FLAMENCO

Si viajamos a la época del café cantante tenemos que Demófilo nos habla de polos, cañas y policañas. Dadas las versiones bien conservadas de polos y cañas preflamencos, es posible que la policaña se refiriese  a los precedentes inmediatos de las actuales cañas y polos, ya al final de su aflamencamiento. Manuel Gamboa incide en la dificultad de relacionar los polos flamencos con los líricos del siglo anterior y él lo atribuye a que aquellos serían una mezcla entre caña y rondeña.

Volviendo a la soleá tenemos que ésta no sólo se presenta como remate sino que presta su molde rítmico-armónico para que se aflamenque. Pudo ser que este proceso fuese obra de Silverio, considerado por Demófilo como un supremo ejecutor de polos y soleares, y que separase el polo de la caña en los repertorios para realzarlos por separado en una época en la que estaban convergiendo.

Tomás Bretón compuso un "polo gitano" en 1894 y otro en 1911, ambos ya en época flamenca. El segundo de ellos es más similar a las versiones actuales pero el primero de ellos, que goza de personalidad melódica propia, reúne ya la mayoría de elementos musicales de los cantes flamencos en modo frigio, con los protoflamencos anteriores y con sus antecedentes desde el siglo XVII: Modo frigio, salía o temple en Mi, descenso por los grados IV-III-II-I de dicho modo (cadencia andaluza). ritmo ternario tendente a la hemiolia, giros al modo Mayor... En definitiva un corpus que era definido por los observadores contemporáneos como "sonoridad oriental".


EL POLO - Escenas Andaluzas - Tomás Bretón

Respecto a los polos flamencos, han sobrevivido dos modelos melódicos muy emparentados entre sí. El primero de ellos es el llamado polo de Tobalo, registrado por Pepe el de la Matrona en décadas posteriores a las primeras grabaciones y que contiene un fragmento del romance del Conde Sol en su primera cuarteta, por lo que cabría especular hasta que punto algunas melodías de algunos palos serían aportaciones de estos.

La otra versión de polo que ha sobrevivido se la ha denominado natural, del Fillo y sevillano, y es la que fundamentalmente se interpreta hoy día, Téngase en cuenta de que antes de la publicación de la Antología Hispavox de 1954 eran muy pocos los cantaores conocedores de este cante y que la interpretación de Jacinto Almadén en ésta recopilación ha servido de nuevo canon para la segunda mitad del siglo XX. No obstante el registro más antiguo de esta variedad se deben al Mochuelo, que los imprime en cera a finales del XIX y que muestra ciertas particularidades como un escaso número de ayeos y más enlazados, más en consonancia con los polos líricos. 


POLOS NATURALES - El Mochuelo y La Rubia (dos grabaciones)


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